Después de un año en el que el PIB ha caído aproximadamente 12 puntos, la mayoría de las industrias tienen que proponer una recuperación que incluya el sector inmobiliario. La salida paulatina de la pandemia y el movimiento económico en busca de nuevas inversiones presentan un escenario exitoso para el 2021.
Después de un año en el que el PIB ha caído alrededor de 12 puntos, la mayoría de las industrias tienen que proponer una recuperación, que es la que incluye la industria inmobiliaria.
La edificación es un motor que impulsa y tiene un círculo virtuoso que moviliza diversas actividades. Hoy es una oportunidad porque los valores se han reordenado y los precios están cayendo significativamente, lo que hace que la construcción sea un verdadero paraíso de valor.
En cuanto al desarrollo inmobiliario, se observa una reactivación de la demanda en manos de probables blanqueo de capitales, préstamos hipotecarios y una caída de los precios de la construcción medidos en dólares. De esta forma, las alternativas de inversión se multiplican tanto para quienes ven los ladrillos como un depósito de valor como para quienes buscan un cambio de estilo de vida. Hay un resurgimiento de la construcción gracias a que parte de la población está invirtiendo en ladrillos porque tiene necesidades de vivienda y dólares disponibles. El sector atrae inversión de quienes tienen exceso de pesos y dólares ya que el ladrillo no solo es una opción para proteger el capital, sino también una opción para una mejor rentabilidad.
Las dificultades para ahorrar en dólares llevaron a un aumento en la demanda de desarrollo en los pozos y lotes de construcción, beneficiando proyectos residenciales premium y barrios privados. El aislamiento trajo consigo nuevos hábitos a la hora de pensar qué y dónde comprar o vender, mientras aceleraba el crecimiento en los suburbios. A medida que aumentaron las preocupaciones por la salud y la seguridad, la necesidad de entornos espaciales de menor densidad no ha hecho más que crecer. La población comenzó a priorizar el hábitat natural y la calidad de vida, buscando diferencias en casas de mayor amplitud, contacto con el verde y teletrabajo. Un mercado 100% de usuario final que se centra no solo en el verano sino también en la sostenibilidad para el resto del año.
Nuestra industria se caracteriza por una gran resiliencia y debe ofrecer creatividad, innovación, profesionalismo y experiencia a largo plazo. Un ejemplo de esto es ofrecer viviendas «llave en mano» a precio fijo con propuestas de inversión que permitan la conversión de pesos a dólares y en algunos casos con opciones de pago y diversas opciones de financiamiento.
Ahora, la industria inmobiliaria tiene la oportunidad de tomar la iniciativa en el aprovechamiento de las habilidades de planificación y las estrategias de inversión para reformar los entornos laborales y los estilos de vida. A esto se suma la integración de formatos virtuales que se han convertido en herramientas en la nueva normalidad y utilizan funciones de transmisión en vivo y redes sociales.
Casa abierta con acceso a información que permite al cliente migrar convenientemente a las transacciones. Las previsiones para el número de cirugías este año serán positivas. La clave es la confianza y definitivamente un buen negocio para el consumidor.